En todos los casos de labio leporino y de paladar hendido es necesaria, además de la intervención integral de un equipo de especialistas, de una cirugía. Una hendidura, por pequeña que sea, necesita ser cerrada.
En un primer contacto con el cirujano plástico, los padres deben ser informados acerca de los pasos de la cirugía, los riesgos, las complicaciones, los costos, el tiempo de recuperación y los resultados esperados. Para una toma de decisión en cuanto al tratamiento y/o la cirugía, el cirujano considerará la edad del bebé, su estado general de salud, su historial médico, las cualidades específicas de la anomalía, la tolerancia a ciertos medicamentos, y la opinión de los padres.
Cirugía de labio leporino en niños y bebés
Para la mayoría de los bebés que sólo tienen labio leporino, la anomalía (separación del labio) puede repararse en los primeros meses de vida. A veces, es necesaria una segunda operación. Es normal que después de esa cirugía el bebé se muestre irritado, pero seguramente el médico adoptará medidas que le ayuden a superar este problema, sobre todo para impedir que se frote la zona de los puntos de sutura y de la cirugía.
Cirugía del paladar hendido en niños y bebés
Normalmente, una cirugía del paladar hendido se hace entre los 9 y 18 meses de edad, y antes de los 2 años, debido a que es más complicada y puede causar más molestias que la cirugía de labio leporino. Además, es probable que el bebé no coma ni beba como antes y se le tiene que dedicar más tiempo y atención a su recuperación. En algunos casos, se utiliza un catéter endovenoso (IV) para administrarle líquidos hasta que pueda beber normalmente.
En esta intervención, el cirujano hará una reparación del paladar de forma que el niño pueda comer y aprender a hablar normalmente. A veces, es necesaria una segunda operación. El bebé tendrá puntos de sutura en el paladar donde se reparó la hendidura, que se disolverán después de varios días. En algunos casos, se colocará una compresa quirúrgica en el paladar. Puede que, al principio, presente drenaje sanguinolento por la nariz y la boca, que disminuirá durante el primer día. La zona operada presentará hinchazón, que disminuirá en una semana, el niño se quejará de molestias durante dos o tres días, que serán remediadas por el médico.
Después de la cirugía
Es aconsejable que los padres sepan lo que puede pasar o lo que tienen que hacer después de la cirugía de su hijo. Es común, por ejemplo, que el bebé muestre señales de congestión nasal, seguidas de ronquidos, respiración por la boca o inapetencia. El médico determinará cuánto tiempo (de uno a tres días) permanecerá el bebé en el hospital y qué antibióticos le administrará para evitar posibles infecciones.
Será también el médico quién decidirá qué dieta debe seguir el bebé después de la cirugía. Si es aún un bebé, debe recibir una dieta blanda durante los primeros 7 a 10 días, es decir, leche materna directamente en el pecho, con biberones o con un vaso. Si es un poco mayor, seguramente recibirá alimentos blandos apropiados para su edad.
La actividad física sigue siendo importante incluso después de la cirugía. El niño podrá caminar o jugar tranquilamente, sin abusar de los esfuerzos, por supuesto.
Después de la cirugía, el seguimiento médico será aún más importante. Es necesaria la combinación de esfuerzos entre los especialistas y la familia del bebé o niño para que haya un debido control del estado de salud general del niño. Y en el supuesto de que los padres pretendan tener otro hijo, es conveniente recurrir a un asesor genético para que les aconseje acerca del riesgo de recurrencia de la misma anomalía, en futuros embarazos.
